jueves, abril 17, 2014

DECEPCIONAR LAS REDES POR SATURACIÓN O BANALIZACIÓN DE LA INFORMACIÓN


Considero que el dolor es una alarma, un sentimiento homeostático, que gestiona recursos igual o semejante al sentimiento somático del hambre, del frío, del calor, que te hace tomar acción para resolverlo, comer, beber, abrigarse y en el caso del sentimiento homeostático revisar aquel “periférico” que produce la alarma que podría ser una alarma mayor o menor dependiendo de la intensidad de ese dolor, intensidad que es directamente proporcional a la incertidumbre del evento que anuncia, ese sentimiento; Ese dolor  físico, ese sentimiento  del otro y sobre todo en situaciones de conflicto  no es susceptible de despertar la misma compasión que otros sentimientos, “La imaginación percibe una parte tan pequeña del dolor ajeno, que su simple vista no puede evocar un sentimiento reciproco… Y , entonces ¿Quién sabe si los dramaturgos modernos son más dignos de elogios que de vituperio,  por haber evitado del todo este escollo o al menos por haberlo franqueado en su pequeña embarcación?” Lessing. Pero si hablamos de modernidad esa “imaginación” en estos tiempos aún más modernos que los de Lessing tienen la ayuda de las redes sociales, de lo inmediato, la imagen y el video, el dolor del otro en tiempo real, logrando evocar, despertar reacción, sentimiento de solidaridad, sentimiento que nos seduce y nos expone a la saturación de información de eventos dolorosos, saturación que adicionalmente puede estar manipulada, orientada a su efecto más conocido: 1. la paralización, el deslizamiento hacia la “procrastinación” trastorno de conducta  que nos mantendrá ocupados y a salvo de ese mismo dolor que sufre el otro,  o 2. La banalización de esos eventos de sufrimiento del otro,  por no creíbles, por manipulación, como el caso reciente del secuestro de la periodista Nairobi Pinto,  que aglutino un sentimiento de solidaridad ante el dolor de sus familiares, preocupación por su suerte y resulto un evento muy artístico, parecido a más a una escapada juvenil a la playa de una adolescente con su novio que un verdadero secuestro, complementado con el posterior “secuestro” del también periodista Amorín, ambos personajes públicos, identificados con la oposición, dejando ver las grietas a propósito, para dejar decepción, convirtiendo ese dolor sufrido en injustificado, dolor que no tiene remedio y que nos incita a la quietud.
Para todo esto el mejor antídoto es la acción, conseguir la información de propia mano, no sólo de las redes, buscarla en la calle, en lugar de los eventos informativos que nos interesan.
Ángel A. Rivero


Abril 17, 2014.

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