No te
baje las medias con letras, yo hice rodar ese vestido azul con la mirada antes
de cruzar palabras y te presentí una balsa en mi tragedia antes de besarme con
el güaripete de tu espalda, No, no soy palabras, los dieciocho meses son tu
pauta, no soy lamento y no pierdo mis sueños porque ahora no busco la gente en
ellos, te descubrí muy despierto, con indignación con extravió y el reflejo de un dolor ajeno pero muy mío. No,
no vi tus ojos, me sumergí en ellos, en su furia en su calma y, los supe moros después
de besarnos cuando no conseguía diferencia entre que los tuvieses abiertos o
cerrados. No, no fue por bella si bien oírlo debe ser tus buenos días, fue por
tu alma, así que no imitare la galería repitiéndotelo, aún así no te dejes
comparar con la luna eres estándar pero no tanto para tener el tupe de plagiar
a Andrés Eloy y contar deditos para
decirte loca, no obstante la loca sea famosa, no, no te llevaría al lugar común
de una lista aunque eso te encandile el ego.
No
me duele el corazón, ya sabes, las vísceras… nociceptores, interoreceptivas y toda esa vaina, dolor da no sentir los
cristales de hielo salpicándome el rostro y percibir un calor que se atrevía derretir las nieves de ese Cotopaxi que
coronamos, que me dejo rendido en “Mea Culpa”, que me hizo tiritar de fiebre,
fuimos alisios enloquecidos cruzando de los andes al pacifico en una particular
“campaña admirable” donde trasladamos las batallas de las sabanas a las sábanas
y el calor de la refriega evaporo toda el agua del canal transoceánico convirtiendo
en papiros todos los espejos panameños donde me dedique a delinearte a besos, duele
no volver a ser compinches de los ladronzuelos mapaches de un “amador” que me
envidiaba, sí, creamos nuestra Gran
Colombia con un compromiso sublime ante un sacerdote hippie ungido de yerba
bogotana, alianza tricolor, bandera de nuestra tierra y un deseo con testigos
selenitas que no revelare para que se cumpla… de todas formas la historia no
estará completa sin un Ayacucho, Carabobo ya lo batallamos pero omitimos un
vuelvan caras y la patria que arde lo reclama, yo estaré de vuelta, no seguiré
perdiendo, pretendo abonar con mi sangre mi tierra, quizás te vea, tal vez
vista mi mejor traje de cínico y no
estaré llorando en todo caso podría ser por el gas que los esbirros lanzan a nuestras
barricadas.
No todo
está perdido como no lo está mi camarada, no hay final todo es una gran esfera
puedes caminar lo que quieras y el horizonte burlón se te moverá más al frente
o a tu envés si te acobardas, incluso así
puedes encontrarlo, encontrarnos pero deberás de ir ligera, sí, también
de ropas, igual esos cuerpos que en aquel tiempo se placieron ahora estarán
muertos y sabrás entonces que no fue sólo carne, que el sentimiento no se lo
comen los gusanos aunque el orgullo de algunos puede acabar con toda clase de
bichos.
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