14.584 HOMICIDIOS EN VENEZUELA EN EL 2008, 112 EN LA PRIMERA SEMANA DE ENERO 2009 SOLO EN CARACAS.
Venezuela perderá 13,1% del PIB por homicidios cometidos en 2008
El martes 16 de diciembre, un tiroteo enlutó a cuatro familias del sector Guaremal de Los Teques. Tres sujetos de una banda, armados con subametralladoras y pistolas, descargaron su furia contra personas inocentes, pues no encontraron a los miembros de una banda rival. Los muertos fueron una niña de 13 años de edad, Sindy Maya Querales; Mariela Peña, una funcionaria de Polimiranda, de 28 años; su pareja, Félix Villaparedes Martínez, de 34 años, y Francisco Liendo, un comerciante de la zona, de 69 años.
El saldo de este caso siempre va a ser rojo. En el plano individual, se cortaron en segundos cuatro proyectos de vida. Para los familiares ocurrió la pérdida irreparable de sus seres queridos, con todo el trauma que eso implica. Para Angélica Bustillos, por ejemplo, su sobrina Sindy Querales quedará en la memoria como 'una niña ejemplar', que murió por hacer lo que siempre hizo: cuidar a sus hermanas menores. La joven resultó herida mortalmente en la cabeza, al cubrir a una de ellas, de 5 años de edad.
Pero este caso también representa una pérdida para el país, que puede ser cuantificada. En Venezuela, este es un ejercicio poco frecuente. No obstante, organizaciones como el Banco Mundial, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización Mundial de la Salud están incorporando en sus informes la noción de que la violencia tiene un impacto económico.
En la masacre de Guaremal, en menos de un minuto, el país perdió 103 años de vida económicamente activa. Esto equivale a por lo menos 2,83 millones de bolívares fuertes. Este es un cálculo conservador, que sólo toma en cuenta el valor de un año de vida económicamente activa, según los indicadores de la economía nacional fijados por el Banco Central de Venezuela.
El mismo ejercicio puede ser realizado a escala nacional. La base de este cálculo es el número de homicidios reportado por la policía científica. El Centro para la Paz de la Universidad Central de Venezuela señaló que hasta septiembre de este año iban 10.606 crímenes. Esto representa un incremento de 10,86% con respecto al año anterior. Con base en este criterio, el Instituto de Investigaciones de la Convivencia y Seguridad Ciudadana (Incosec) reformuló sus proyecciones. Según el sociólogo Luis Cedeño, director de esa organización, la cifra de homicidios en Venezuela será de 14.584 para finales de este año. Esto equivale a un incremento de 1.400 casos con respecto a 2007, cuando hubo el récord de 13.156 homicidios.
Impacto fatal. Cuando una persona muere violentamente, su actividad productiva cesa. En Venezuela, se estableció que la vida económicamente activa discurre entre los 15 años y los 60 años de edad.
En el caso de Guaremal, por ejemplo, el asesinato de la funcionaria Peña representó una pérdida para el país de 32 años de actividad económica. En otro caso, el de Wilfredo Borges Yéquez, un joven de 18 años que iba a estudiar Educación en la Universidad Central de Venezuela, se perdieron 42 años de vida productiva. Lo mataron en Lídice el jueves 11 de diciembre. En el país, explicó Cedeño, 71% de las víctimas de homicidios tiene edades entre los 15 y 29 años. Esto ha sido un patrón desde que se disparó la violencia, hace 25 años.
Para calcular el impacto económico de los homicidios se toma en cuenta la media de este rango de edades, y se suma a la edad menor. Por lo tanto, se establece que 71% de las víctimas tiene 22 años de edad. El resto se distribuye en los grupos con edades de 30 a 44 años (22%) , y de 45 a 60 años (7%).
Si se aplica esta distribución a la cifra de homicidios proyectada para 2008, el número de años de vida productiva que perderá el país será 471.975, indican los cálculos del Incosec. El número puede ser multiplicado por el ingreso per cápita, fijado por el Banco Central de Venezuela en 12.800 dólares para este año. De esta forma, se puede llegar a la conclusión de que los años de vida productiva perdidos por la violencia homicida le costarán al país 6 millardos de dólares, equivalentes al 13,1% del producto interno bruto calculado para el año, que es de 98,5 millardos de bolívares fuertes.
Suma de pérdidas.El Incosec también calculó las pérdidas acumuladas por concepto de homicidios entre los años 2001 y 2007. Aunque la cifra de muertes ha crecido en forma casi constante, el impacto económico de ellas varía de acuerdo con el ingreso per cápita señalado para cada período.
En apenas 6 años, Venezuela perdió 31,1 millardos de dólares debido a la violencia homicida. Esta cifra es casi igual a las reservas internacionales del país, que actualmente están calculadas en 37 millardos de dólares. Cedeño aclaró que el cálculo del Incosec es conservador, pues no toma en cuenta variables como, por ejemplo, el dinero invertido en la crianza de las personas que luego son víctimas. Algunas personas, además, fallecen luego de largas agonías, durante las cuales reciben una costosa atención hospitalaria. De igual forma, no se tomó en cuenta los gastos de traslados y sepelios.
Venezuela, por lo tanto, no sólo se desangra por la violencia delictiva. También se descapitaliza. Intangibles. El costo de esta incapacidad se distribuye entre las propias víctimas, su entorno familiar y el Estado. Cuantificarlo es prácticamente imposible, pues de acuerdo con Cedeño las cifras no están a la disposición.
Pero hay evidencias que indican la gravedad del problema. Los fines de semana colapsan los servicios de emergencia de los hospitales, y la demanda de atención para los heridos por disparos se está trasladando a las clínicas privadas. En ellas los médicos no pueden negarse a brindar los primeros auxilios, aunque las víctimas no puedan pagarlos.
La violencia, además, opera como un catalizador de la fuga de talentos. Las personas, especialmente las más preparadas, se mudan a naciones donde sienten que su integridad física no corre peligro, como en Venezuela.
Fecha: 30/12/2008Fuente: El Nacional
El martes 16 de diciembre, un tiroteo enlutó a cuatro familias del sector Guaremal de Los Teques. Tres sujetos de una banda, armados con subametralladoras y pistolas, descargaron su furia contra personas inocentes, pues no encontraron a los miembros de una banda rival. Los muertos fueron una niña de 13 años de edad, Sindy Maya Querales; Mariela Peña, una funcionaria de Polimiranda, de 28 años; su pareja, Félix Villaparedes Martínez, de 34 años, y Francisco Liendo, un comerciante de la zona, de 69 años.
El saldo de este caso siempre va a ser rojo. En el plano individual, se cortaron en segundos cuatro proyectos de vida. Para los familiares ocurrió la pérdida irreparable de sus seres queridos, con todo el trauma que eso implica. Para Angélica Bustillos, por ejemplo, su sobrina Sindy Querales quedará en la memoria como 'una niña ejemplar', que murió por hacer lo que siempre hizo: cuidar a sus hermanas menores. La joven resultó herida mortalmente en la cabeza, al cubrir a una de ellas, de 5 años de edad.
Pero este caso también representa una pérdida para el país, que puede ser cuantificada. En Venezuela, este es un ejercicio poco frecuente. No obstante, organizaciones como el Banco Mundial, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización Mundial de la Salud están incorporando en sus informes la noción de que la violencia tiene un impacto económico.
En la masacre de Guaremal, en menos de un minuto, el país perdió 103 años de vida económicamente activa. Esto equivale a por lo menos 2,83 millones de bolívares fuertes. Este es un cálculo conservador, que sólo toma en cuenta el valor de un año de vida económicamente activa, según los indicadores de la economía nacional fijados por el Banco Central de Venezuela.
El mismo ejercicio puede ser realizado a escala nacional. La base de este cálculo es el número de homicidios reportado por la policía científica. El Centro para la Paz de la Universidad Central de Venezuela señaló que hasta septiembre de este año iban 10.606 crímenes. Esto representa un incremento de 10,86% con respecto al año anterior. Con base en este criterio, el Instituto de Investigaciones de la Convivencia y Seguridad Ciudadana (Incosec) reformuló sus proyecciones. Según el sociólogo Luis Cedeño, director de esa organización, la cifra de homicidios en Venezuela será de 14.584 para finales de este año. Esto equivale a un incremento de 1.400 casos con respecto a 2007, cuando hubo el récord de 13.156 homicidios.
Impacto fatal. Cuando una persona muere violentamente, su actividad productiva cesa. En Venezuela, se estableció que la vida económicamente activa discurre entre los 15 años y los 60 años de edad.
En el caso de Guaremal, por ejemplo, el asesinato de la funcionaria Peña representó una pérdida para el país de 32 años de actividad económica. En otro caso, el de Wilfredo Borges Yéquez, un joven de 18 años que iba a estudiar Educación en la Universidad Central de Venezuela, se perdieron 42 años de vida productiva. Lo mataron en Lídice el jueves 11 de diciembre. En el país, explicó Cedeño, 71% de las víctimas de homicidios tiene edades entre los 15 y 29 años. Esto ha sido un patrón desde que se disparó la violencia, hace 25 años.
Para calcular el impacto económico de los homicidios se toma en cuenta la media de este rango de edades, y se suma a la edad menor. Por lo tanto, se establece que 71% de las víctimas tiene 22 años de edad. El resto se distribuye en los grupos con edades de 30 a 44 años (22%) , y de 45 a 60 años (7%).
Si se aplica esta distribución a la cifra de homicidios proyectada para 2008, el número de años de vida productiva que perderá el país será 471.975, indican los cálculos del Incosec. El número puede ser multiplicado por el ingreso per cápita, fijado por el Banco Central de Venezuela en 12.800 dólares para este año. De esta forma, se puede llegar a la conclusión de que los años de vida productiva perdidos por la violencia homicida le costarán al país 6 millardos de dólares, equivalentes al 13,1% del producto interno bruto calculado para el año, que es de 98,5 millardos de bolívares fuertes.
Suma de pérdidas.El Incosec también calculó las pérdidas acumuladas por concepto de homicidios entre los años 2001 y 2007. Aunque la cifra de muertes ha crecido en forma casi constante, el impacto económico de ellas varía de acuerdo con el ingreso per cápita señalado para cada período.
En apenas 6 años, Venezuela perdió 31,1 millardos de dólares debido a la violencia homicida. Esta cifra es casi igual a las reservas internacionales del país, que actualmente están calculadas en 37 millardos de dólares. Cedeño aclaró que el cálculo del Incosec es conservador, pues no toma en cuenta variables como, por ejemplo, el dinero invertido en la crianza de las personas que luego son víctimas. Algunas personas, además, fallecen luego de largas agonías, durante las cuales reciben una costosa atención hospitalaria. De igual forma, no se tomó en cuenta los gastos de traslados y sepelios.
Venezuela, por lo tanto, no sólo se desangra por la violencia delictiva. También se descapitaliza. Intangibles. El costo de esta incapacidad se distribuye entre las propias víctimas, su entorno familiar y el Estado. Cuantificarlo es prácticamente imposible, pues de acuerdo con Cedeño las cifras no están a la disposición.
Pero hay evidencias que indican la gravedad del problema. Los fines de semana colapsan los servicios de emergencia de los hospitales, y la demanda de atención para los heridos por disparos se está trasladando a las clínicas privadas. En ellas los médicos no pueden negarse a brindar los primeros auxilios, aunque las víctimas no puedan pagarlos.
La violencia, además, opera como un catalizador de la fuga de talentos. Las personas, especialmente las más preparadas, se mudan a naciones donde sienten que su integridad física no corre peligro, como en Venezuela.
Fecha: 30/12/2008Fuente: El Nacional
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