La casa vacía.
Voy a la casa donde no viviremos
a mirar los muros que no se levantarán.
Paseo las estancias
y abro las ventanas
para que entre el Tiempo de Ayer envejecido.
¡ Si vieras !
Entre las buganvillas
cansadamente juegan
los hijos que jamás tendremos.
Yo los miro.
Ellos me miran.
Mi corazón humea.
Este es el sitio donde mi corazón humea.
Y a esta hora,
en el balcón, callada,
yo sé que tú también te mueres
y piensas en mí hasta ensangrentarte.
Yo también pienso en ti.
Óyeme donde estés:
por esta herida no sale sólo sangre:
me salgo yo.
Manuel Scorza
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